Por: Patricia Ortiz.
Casa de San Juan se vistió de celeste y blanco para recibir a los invitados. En el patio principal del lugar donde Domingo Faustino Sarmiento vivió sus últimos años, se rindió homenaje al 15 de febrero de 1811, fecha que conmemora los doscientos años del nacimiento del Gran Maestro.
La presentación fue breve: agradecer la llegada de un contingente de niños de Valle Fértil, localidad ubicada a 260 km de la ciudad de San Juan, a los artistas que trabajaron en el atelier de Eugenia Sarmiento y a las autoridades presentes. Las estrofas emocionantes del Himno Nacional Argentino, seguido por el Himno a Sarmiento, no se hicieron esperar.
“Hoy celebramos el bicentenario del natalicio del más ilustre de los argentinos de la aldea sanjuanina”, dijo la presentadora. Luego Alejandro López, director de la Casa de San Juan, y Marta Germani, directora del Museo Sarmiento, dejaron un presente floral al pie de la estatua del ilustre maestro. Globos celestes y blancos se desprendieron de las manos de varios niños y volaron
hacia el cielo en medio de aplausos emocionados.
La fiesta continuó en otro patio de la casa: el del aljibe, el de la galería, el de las flores que lo adornan en sus canteros con total generosidad. El director de la Casa de San Juan y su subdirectora, la doctora Nilda Ferreyra, recibieron varios presentes de manos de una delegación de estudiantes de Valle Fértil que visitaron la Ciudad de Buenos Aires por primera vez gracias a la decisión del gobernador de la provincia, ingeniero José Luis Gioja; a la profesora María Cristina Díaz, ministra de Educación de San Juan; al señor Daniel Molina, ministro de Desarrollo Humano; a la diputada nacional Margarita Ferrá de Bartol, quien preside la Junta de Estudios Históricos de San Juan; y a la doctora Nilda Ferreyra, subdirectora de Casa de San Juan.
Luego, las luces se encendieron y el sonido permitió escuchar la voz del grupo Bravvi Tenori, el cuarteto de cantantes líricos que con sus voces dieron la nota musical y artística. “Es un gran placer recordar la importante figura de Sarmiento, quien fue un precursor en todo lo que realizó. En San Juan impulsó el género de la Ópera: a él le gustaba cantar”, dijo uno de sus integrantes. Acto seguido, sus voces hicieron estallar el lugar con Aurora, de Héctor Panizza, estrenada en 1911 en el Teatro Colón; La Donna e mobile y Nessun dorma, un aria del acto final de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, entre otras interpretaciones.
El final fue reservado para el vino de honor con el cual los sanjuaninos celebran siempre las fechas importantes e inolvidables.
Patricia Ortiz
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